Seva en sánscrito quiere decir servicio. Servicio en su forma más pura. Hacer lo que sea por otro sin esperar nada a cambio. Más allá de que pienses que no tenes nada para dar, ni ninguna habilidad. Eso es hacer servicio.
Les había comentado que el día después del curso llevaba mucha incertidumbre consigo.
La realidad es que esta fue mi intención al venir. Vivir el día a día. Tener proyectos. Pero no estar atada a ellos.
Aprender a escucharme. Sentir qué tengo ganas de hacer. Posibilidades. Muchas. Sí tenerlas, pero abierta a lo que sea.
La realidad es que esta fue mi intención al venir. Vivir el día a día. Tener proyectos. Pero no estar atada a ellos.
Aprender a escucharme. Sentir qué tengo ganas de hacer. Posibilidades. Muchas. Sí tenerlas, pero abierta a lo que sea.
Así fue como el domingo a la noche (noche anterior a que se me venciera la estadía en el Ashram) Fer -una de mis angelitos acá- me tocó la puerta de mi cuarto para decirme que necesitaban una Seva desesperadamente para que le traduciera a un chico brasilero del inglés al castellano en un curso de silencio.
Así que así empezó mi seva en el Ashram.
Primero se preguntarán desde cuando Cande traduce del inglés al castellano. La respuesta es: no tengo ni la menor idea.
El seva tiene muchas cosas lindas. Sobre todo, que todo se da una forma perfecta. Pero esta es otra muy impresionante: saca habilidades de uno que jamás te hubieses imaginado.
Con toda la confianza del mundo, como si lo hiciera todos los días, allí fui a traducir.
La experiencia fue lindisima. Fue seguir con la energía que había dejado en el último curso, sentir que a la persona que estás ayudando le haces una diferencia y sobre todos darte cuenta que sos solo un instrumento para que el otro esté mejor.
El servicio en mi vida siempre ocupó un lugar muy importante. Lo tengo de fábrica, pero además tuve la suerte de ir a un colegio que promovió y me dio el espacio para crecer haciendo servicio en el barrio de la vuelta del colegio, en barrios más alejados y la experiencia más fuerte y que me marcó sobre todo fue haber viajado desde los 14 años a Manga Bajada en Santiago del Estero.
Hoy es Proyecto Horizonte, es Fundación Columbia, es el Arte de Vivir. Y es algo que con el tiempo entendí que es una filosofía de vida. Es un estado natural. Estar al servicio del otro. De quien sea. Lo importante: tener puesto el foco en el momento presente y las manos abiertas.
Y esto es solo el comienzo.
Esta foto la saqué desde el Buddha Hall arriba de Vishalakshi Mantap, el edificio principal del Ashram, mientras le traducía a Carlitos el brasilero.
Regalos de la vida. Todos los días.
Sos una grosa Cande! Me da mucha alegría tu forma de compartir esa experiencia.
ResponderBorrarGracias Marvin!!! Tanto tiempo!! A la vuelta tengo media hora en Frankfurt podemos organizar para vernos! :)
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