martes, 9 de diciembre de 2014

India vino a mí

Lo bueno de haber hablado con tanta gente que visitó India y de haber leído suficiente, es que me prepararon psicológicamente para mucho. Lo malo de eso, es que es más difícil dejarse sorprender.
Igualmente, la vida está llena de sorpresas, hasta cuando te imaginaste que podrían pasar.
Así que así empiezo.
Mi mochila podría no haber llegado a Mumbai en el vuelo. Era uno de mis temores. Sobre todo porque pensé que la escala en Frankfurt iba a ser demasiado corta. Sin embargo, y a pesar de la espera de las 2 horas de espera, la mochila llegó.
El aeropuerto tanto de Mumbai como de Bangalore me resultaron de los más normales. Nada tercer mundista.
Mi único asombro fue el baño. Ya me habían hablado de las letrinas, pero me llamó la atención que tengan baños normales y letrinas en el baño de mujeres. Tenes las dos opciones. Dudé si usar la letrina o no, pero me animé y me trajo recuerdos a Manga y mis viajes a Santiago del Estero. Menos olor y un toque más sofisticados acá en el aeropuerto al menos.
Mi segundo temor era que nadie me viniera a buscar cuando llegara a Bangalore. Ese es un miedo que no sé por qué siempre traigo conmigo, a pesar de que haya otra parte de mí a la cual no le importa nada en lo más mínimo. Llegué y había un hombrecito con un cartelito escrito a mano que decía: WELCOME MARIA CANDELARIA. Pisé la calle y me emocioné.
Esa sí fue una sorpresa.
El viaje hasta el Ashram fue de casi 2 horas. Increíble. Estaba muerta de sueño, así que confieso que no miré cada instante del viaje. Pero me pareció bastante normal todo.
Llamadas de atención: los hombres reunidos en la calle desayunando. Las mujeres caminando al lado de la ruta solas.
Sí, las bocinas existen. Pero a pesar de lo quisquillosa que soy con los ruidos, no molestan, son parte del paisaje. O estoy muy zen, o estoy muy cansada, pero así lo sentí. Lo que sí, por momentos no sabía si eran amistosas o avisando algo. Todavía no descifro.
Igualmente más allá de toda la mar en coche de llegar a India, que de aventura no tuvo demasiado, es justamente eso.
Desde que decidí venir a India que siento que todo fluye. Puedo tener mis miedos, puedo tener mezcla de sensaciones, me puede costar un poco más o un poco menos dar cada paso, pero siempre fluye.
Un día más en Buenos Aires por huelga de pilotos en Alemania, sí. Pero fluí en eso. Me quedé un día más en casa, terminé bien la valija, un trabajo final del master, más visitas, más llamados (y de los inesperados). Los vuelos resultaron con normalidad; la conexión que perdí de Mumbai a Bangalore por la huelga se resolvió; el taxi llegó en el momento que tenía que llegar. Y así estoy... fluyendo. Con cansancio. Mucho. Pero me siento volando.
En fin, estas fueron mis primeras impresiones antes de llegar al Ashram.
"La mayoría de las personas suelen buscar la satisfacción de sus anhelos fuera de sí mismos. El mundo en que vivimos nos ha condicionado a creer que los logros exteriores pueden brindarnos lo que en realidad deseamos. No obstante, la experiencia nos demuestra, una y otra vez, que nada exterior es capaz de satisfacer por completo ese profundo anhelo de <algo más>". Paramahansa Yogananda en El Yoga de Jesús.

1 comentario:

  1. Me encanta este fluir tuyo. Ese no saber que comunican las bocinas de autos, esas son los pequeños desfasajes, como si estuvieses en el mismo mundo que ya conoces, pero no.

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